Ya no quiero pensar en ella, no quiero que su nombre aflore en mis labios cuando pienso en nada, no la quiero más en mí, ni en mi vida.
Hace días hide una declaración de dejarla ir de mí. Finalmente me expresé la sensación de traición.
No cambiaría nada de lo que pasó, o de lo que hizo. Me parece perfecto así, conmigo aprendiendo sobre los DOs y los DONTs básicos de zopetón, como siempre aprendo. Cada vez menos me aflora su imagen, su idea, o su nombre.
No soy tan ciego como para ignorar que el futuro lejano me es tan ajeno como mi infancia temprana, pero no la quiero en mi vida actual.
Por fin dilucidé por que me indigna tanto el tono de su enfoque sobre nuestro final: lo abordó como un momento difícil para ella mientras se dejaba llevar por deseos e ideas que sólo a ella misma podían llegar a beneficiarla, y a mí solo podían hacerme trizas las emociones. Me parece tan incongruente el sentimiento que le imprimió, que cae en la burla.
Siendo justo, no creo que fuera a conciencia, sinceramente; pero esa falta de conciencia no lo hace mejor, más bien sólo le añade un nivel más de recursiva ceguera sobre mis sentimientos, lo que me regresa al regusto a burla, sólo que en vez de ella hacia mí, convirtiendo en sátira la relación en sí.
2 comentarios:
menos gimoteo y mas meneo mi rey.
hermoso título.
fav.
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